La única biblioteca de mujeres de Kabul cierra por las amenazas y el acoso de los talibanes
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- Publicado: Jueves, 30 Marzo 2023 22:29
El centro ofrecía el préstamo de libros y talleres educativos. Una de sus fundadoras, Laila Basim, está en la diana del régimen afgano por su activismo como manifestante: “Nuestra lucha es la de los bolígrafos frente a las pistolas”
Naciones Unidas considera que la privación de derechos de las mujeres y niñas de Afganistán impuesta por los talibanes “podría equivaler a una persecución por motivos de género”, que constituye un crimen contra la humanidad. No pueden estudiar a partir de los 12 años; tampoco trabajar en la Administración ni en las ONG y ni siquiera entrar en parques y jardines. También tienen prohibido viajar sin ir acompañadas de un pariente varón cercano. A las afganas les quedan ya muy pocos derechos y aún menos posibilidades de acceder al conocimiento. Desde el 13 de marzo, se han visto además privadas de uno de los últimos reductos de cultura y de libertad que les quedaban en Kabul: la biblioteca Zan. Hace dos semanas, esa biblioteca —la única para mujeres de la ciudad— tuvo que cerrar a causa de las amenazas y el acoso de los talibanes, explica por WhatsApp desde la capital afgana una de sus fundadoras, la economista de 28 años Laila Basim. Cuando esa biblioteca desapareció, lamenta la joven, “se cerró una esperanza”. “[Las afganas] ya no tenemos un lugar para dialogar y estudiar”, añade.
Zan, el nombre de la biblioteca, significa “mujer” en darí, el dialecto del persa que alrededor del 40% de afganos tiene como lengua materna. Abierta en agosto de 2022 — coincidiendo con el primer aniversario del retorno al poder de los talibanes en Afganistán—, sus objetivos eran “promover la cultura y la lectura entre las mujeres y niñas, “que tienen cerradas las puertas de las escuelas y universidades”, dice Basim, pero también convertirse en un acto de “resistencia civil de las mujeres contra las políticas erróneas de los talibanes”.
Situada en un sótano del mercado del barrio Red Pol de la capital afgana, la biblioteca ofrecía a sus “más de 400 socias”, explica Basim, el préstamo de libros en cuatro idiomas (persa, pastún, inglés y árabe), así como talleres de formación gratuitos y de entrada libre sobre “derechos de la mujer, política, religión y otros temas” dos veces por semana, con el fin de “aumentar los conocimientos de las mujeres”. Todos sus fondos, que esta activista calcula en 5.000 volúmenes, las estanterías, las mesas y sillas, eran producto de donaciones, sobre todo de mujeres afganas —entre los donantes también hay algún hombre— y de “amigos extranjeros”, asegura sin ofrecer más detalles.