Domingo 30 Junio 2024

En la biblioteca de Arturo Pérez-Reverte

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Arturo Pérez-Reverte, escritor y periodista español, en su despacho, durante la entrevista concedida a EL PAÍS. Admite que tiene en su biblioteca 32.000 libros. A continuación transcribimos una parte del reportaje:

“Supongo que podría escribir, de hecho he escrito en muchos sitios pero en ninguno tan a gusto como aquí (su biblioteca), para mi es un lugar de trabajo, es un lugar de tranquilidad, de serenidad y de conocimiento; y es un proyecto de vida, sobre todo abriga, abriga.

He creado un ambiente propicio al trabajo, yo trabajo en silencio, no me gusta la música ni los ruidos. Es un lugar aislado, son tres plantas de biblioteca aisladas, herméticas, que se separan del mundo. Aquí no tengo ni teléfono, ni siquiera el ordenador tiene internet. Aquí no viene mucha gente, vienen los muy amigos, alguien de la familia…

Se donde está cada uno (libros), más o menos, no tardo más de cinco minutos en encontrar un libro que necesito y eso en mi trabajo es muy importante. Yo que consulto continuamente, como escritor consulto libros, textos, documentación, no necesito subir a internet, a wikipedia, esas cosas, aquí mismo hago así (se voltea y mira los estantes y los libros) esto es mi wikipedia, aquí está todo.

¿Ud. donde está situado respecto a tal cosa o cual cosa? Piden que lo digas de una manera simple, breve y corta. ¿Qué piensa Ud. de Occidente, de Europa, de Ucrania, de la guerra, de la muerte, de la vida, de la religión, de Dios, de lo que sea, de la amistad, la lealtad , el honor, el valor, la patria, de Dios, del diablo, esperan que pueda resumirlo en una cosa cortita y el mundo es mucho más complejo. Yo siempre digo que no, que yo no tengo idea sobre eso, tengo una biblioteca a la cual acudo, y de la cual voy sacando aquello que necesito.

Tuve una suerte enorme porque había dos bibliotecas, en casa de mi abuela materna y de mi abuelo paterno. La de mi abuelo paterno era más de clásicos: Balzac, Dostoyevski, Tolstói, Galdós, mi abuela materna era más moderna: novela policíaca… Y eso hizo que desde el principio nunca despreciara una literatura ni glorificara otra sino que todo era la misma, para mi todo era la misma literatura, por eso en mis novelas, en mi forma de entender la literatura se mezclan las dos.

No prestaría ningún libro. Ninguno de estos libros saldrán de aquí jamás, nunca. Cuando era joven cometí el error de prestar libros y los perdí para siempre. No, no, (sonríe) aquí no hay nada que prestar, yo oriento, enseño, muestro, señalo, me preguntan, digo, recomiendo, pero jamás dejaré un libro de mi biblioteca, jamás.

Poder terminar mis días en un lugar como éste, en mi “Torre de Montaigne”, insisto cuando me voy a navegar me llevo conmigo la “Torre de Montaigne” también, es un privilegio del que soy consciente, soy un hombre muy afortunado, muy afortunado. Incluso cuando viajaba, cuando era reportero, yo iba por ahí, llevaba una mochila con libros, o compraba de otros lugares o llevaba los libros conmigo. Luego al llegar al hotel después de una guerra, una paz o lo que fuera, amueblar la habitación con los libros. Sacar los libros de la mochila, era un acto de tomar posesión. Hacía así (gesto de sacar los libros de la mochila), ponía el libro y ya esa habitación de hotel, ese tugurio en Jartum, en El Salvador, en Bangkok, donde fuera, era mi hogar, los libros hacían mi hogar. De hecho este es mi hogar, los libros son mi hogar, es una familia, es una compañía, es un mobiliario, es un consuelo, un analgésico… es todo, es todo.”

 

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